miércoles, 29 de junio de 2011

Por la noche.

Un temblor de caricias recurrentes,
es la noche en su sueño inesperado;
vibra el pecho desierto, desterrado
de los besos que nacen inclementes.

Azucenas en vuelo son los dientes,
al compás del amor, que enajenado,
vierte besos, mordidas sin cuidado
en eclipse total de dos simientes.

Tu callada, yo duermo... Tal parece,
que en el astro del sueño no adolece,
la epidermis expuesta del sentido.

La explosión en gardenias ha surgido.
Todos duermen mujer, y no parece
que en mis brazos descance tu gemido.

Alberto
          Madariaga
(2011)





martes, 28 de junio de 2011

Lontananza.

Quiero que sangre la distancia...
Le haré dos cortes.
Por la cabellera de sus largos rumbos,
donde las puertas son medidas sin sosiego
y es que yo,
no tengo ni suspiro arrepentido,
ni calma, ni voz,
porque esta distancia condenada,
se burla de mi acento por las noches.
El segundo corte,
deberá desangrar su oscura linfa...
Es muy posible que se muera,
y qué me importa...
Mis brazos no la quieren ver más,
aunque mis labios imploran su lánguida bebida
para -tal vez- hacer que la alborada se convierta
en un rosario ardiente,
en un deliberado cataclismo de versos encendidos,
de candilejas mudas
y de la eterna protesta de nombrar tus formas,
tus dejos,
y la imponente esfinge de tu nombre.
¿Qué haré cuándo se muera la distancia?
¿Cómo le haré los funerales a esta burbuja de nervios?
No lo sé.
Y es que quererte así, desde lo lejos,
desde donde el sol es un punto
y el aire una cisterna,
mi corazón ahonda en sus mazmorras,
la sed inconforme, incontenible,
de que me des un beso,
para sentir que la noche no se acaba todavía.

Alberto Madariaga
(2011)
"Bajo el Dosel"

miércoles, 15 de junio de 2011

Sumisión.

Está bien, será todo como quieras:
sin suspiros de amor, sin fuerza extraña.
sin temblores de fuego por la entraña,
ni nostalgias de otoño y primaveras.

No habrá quejas ni lágrimas severas,
seré duende sin nombre en la montaña
y después firmemente en la guadaña,
una gota de lluvia verdadera.

Será pues el amor sumisamente,
implacable marisma, firme puente,
un remanso al minuto destemplado.

Necesitas sentirme prisionero,
luego libre en el cielo, libre, pero...
Pero siempre a tu sombra encadenado.

Alberto
           Madariaga
(2009)
de "Sombra sin Filo"



lunes, 13 de junio de 2011

Amo mío.

Por la garganta me sube,
un río de sangre fresco,
de la herida que atraviesa,
de parte a parte mi cuerpo...
(Rafael de León)


De somnolencias lejanas,
de iridiscencias en vilo,
el corazón teje sombra
y engendra luz en suspiro,
por el embrujo sereno,
de flores y de rocío,
que entre tus brazos asoma,
para alumbrar mi delirio.
Mi boca cincela el beso,
mis manos el desvarío,
que puedan tus vivas manos,
brindarme con su retiro
y en el silencio dibujo,
el eco del timbre vivo,
nacido de tu garganta
y perviviente en mi oído.
¡Ay sangre del alma mía,
ay cántaro en mi desvío!
Pensando en la esencia tuya,
es una mar mi sentido.
En mi suspiro retengo,
los timbres de los cintilos
y a solas los voy prendiendo,
con cada tenue suspiro,
que nace cuando me asalta
tu claro recuerdo ardido.
¡Ay sangre del alma mía,
ay cántaro en mi desvío!
Pensando en la esencia tuya
es una mar mi sentido.
Tramonto las calles solas,
los parques sin ti sombríos,
los campos iridiscentes
y los balcones dormidos,
y pienso en tu mano viva,
en tu cabello y tu abrigo,
en el dosel de tus ojos,
y con tu beso en el mío,
y todo se va luciendo
y todo se ve florido,
ante la imagen serena,
de tu calor y respiro.
No sé que noche serena,
podré tener el desvío,
de adormecerme en tu pecho,
de reposar en tu ombligo
y de saber en tus brazos,
la flor del calmo retiro.
¡Ay sangre del alma mía,
ay cántaro en mi desvío!
Pensando en la esencia tuya,
es una mar mi sentido.

Alberto Madariaga
(2011)



viernes, 10 de junio de 2011

Cuando vengo hasta ti.

Hay tanto cuando vengo hasta tus brazos...
Hay tanto. Hay lumbre, hay espasmos de luna
que bajan por mis dedos
y las cascadas de tus labios
y mis palabras son campanas que vuelan libremente
para que tú las oigas en la noche.
Hay tanto cuando vengo hasta tu acento.
No soy la sangre,
ni la hoguera
ni el tiempo desbocado por tu pelo.
Yo soy el que te habla,
el que rompe los pilares de la nieve
para llevar las ánforas lejanas
a tus esquivos ojos.
Escúchame esta noche.
Escúchame ahora que te amo dueña mía,
ahora que no soy sino un remanso
emanado de las frondas de tu cuerpo.
Hay tanto cuando vengo hasta tus brazos.
Descubro que te amo en las mañanas
y miro, que te siento en un suspiro.

Alberto Madariaga
(2011)
de "Bajo el Dosel"



viernes, 3 de junio de 2011

Rumores...

Dicen que el alba es fresca
y no lo dudo.
Como tampoco dudo de cada mirto enraizado en tu nombre
o de las conchas de avena
que tiene tu voz cuando nace.
Dudo sin embargo, de esta cercanía,
de esta trémula nota de verano
que surge de los árboles de Enero
y se incrusta en mis ojos,
en mis fauces,
como una descarada lagartija,
que me transforma amor, que me transforma.
Y subo la cuesta
y miro tu vientre.
¡Oh sensación de ser!
¡Oh liviandad lejana!
Quiero bajar por el dosel de noche de tu pelo,
llegar a tus entrañas,
a tu boca,
y en un relámpago de fuego y sangre,
escapar al abismo de tu secreto abrazo
de ese abrazo que ofrecen tus hinojos.
O conmover la tesitura afable,
que de tu pecho, de tu cuello,
escapan.
¡Ignórame amor mío!
Ya ves que soy el tigre y soy el trueno.
Pero esa imagen que besó mi noche,
esa tibieza de tu cuerpo alado,
flotando en el vapor de mi deseo,
no ceja nunca,
no desespera su trance libertino
y me tiene a tus pies,
queriendo hacerte mía.

Alberto
          Madariaga
(2011)
de "Bajo el Dosel"